domingo, 7 de diciembre de 2008

Certidumbres

El lenguaje me precede
sin embargo no claudico y alucino.

La luz que muerde o lame el ojo
provoca mundos navegables,
sueños de paisajes revueltos y artefactos zumbantes
en ciudades lluviosas a la vista;
paralelo,
un corazón bruto
palpita en su caverna de primate,
evolucionando en la memoria del que escribe
y otros recintos aparentes.

Nada cabe en el nombre de las cosas.
Sin embargo,
ahí residen el deseo y la abundancia:
con la mano izquierda puesta
sobre los senos de una muchacha
también se jura con palabras.

2 comentarios:

Uno que mira dijo...

Cuando yo sea joven quiero vivir estos poemas.

Jenaro dijo...

y yo de joven quisiera como él

Esta buenisimo