domingo, 23 de octubre de 2011

CERRADO POR DERRIBO



Este bálsamo no cura cicatrices,
esta rumbita no sabe enamorar,
este rosario de cuentas infelices
calla más de lo que dice
pero dice la verdad.
Este almacén de sábanas que no arden,
este teléfono sin contestador,
la llamaré mañana, hoy se me hizo tarde,
esta forma tan cobarde
de no decirnos que no.
Este contigo, este sin ti tan amargo,
este reloj de arena del arenal,
esta huelga de besos, este letargo,
estos pantalones largos
para el viejo Peter Pan.
Esta cómoda sin braguitas de Zara,
el tour del Soho desde un rojo autobús,
estos ojos que no miden ni comparan
ni se olvidan de tu cara
ni se acuerdan de tu cruz.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “condios” a los dos nos sobran los motivos.
Esta paya tan lejos de su gitano,
este penal del Puerto sin vis a vis,
esta guerra civil, este mano a mano,
estos moros y cristianos,
este muro de Berlín.
Este virus que no muere ni nos mata,
esta amnesia en el cielo del paladar,
la limusina del polvo por Manhattan,
el invierno en Mar del Plata,
los versos del Capitán.
Este hacerse mayor sin delicadeza,
esta espalda mojada de moscatel,
este valle de fábricas de tristeza,
esta espuma de certeza,
esta colmena sin miel.
Este borrón de sangre y de tinta china,
este baño sin rimmel ni nembutal,
estos huesos que vuelven de la oficina,
dentro de una gabardina
con manchas de soledad.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “condios” a los dos nos sobran los motivos.



J. Sabina

viernes, 14 de octubre de 2011

Gato en la ventana

A Pame

No nos quedemos solos
aunque perdamos

Aunque la resaca nos tumbe
anoche caminamos por la ciudad
el viento nos partió los labios
y fuimos felices dos o tres minutos

A esa hora dormían los viejos
y renovaban la memoria tras los párpados
un trompetista con artrosis pergeñaba algo
como hard times o perfume de gardenias
queriendo decir un nombre o un lugar
o un momento entre las cortinas metálicas
varias personas acomodaban cartones en las aceras
con la esperanza de no soñar de nuevo
con esa calle que sube a tientas de los pueblos a las montañas
y una manada de niños centroamericanos
aguardaba un tren que los acercaría al desierto

Hoy llueve copiosamente pero sin furia
el barrio entero parece estar orando
y hay un gato quieto en todas las ventanas que imagino
en todos los sillones

Todo eso cuenta aunque perdamos.

lunes, 10 de octubre de 2011

La bicicleta

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Ni yo ni el que escribe le conocemos.

Los dos datos anteriores no tienen la menor importancia práctica.

Sin embargo, para su entretenimiento,
estábamos pensando tomar una carey
por las patas –o una bicicleta, da lo mismo
y balancearla rítmicamente a cuatro brazos
para estrellarla contra el ventanal
al fin de seis o siete toques.

Tal vez al quebrarse el vidrio suene como papel
cuando se arruga o se quema,
tal vez el sopapo de la tortuga contra el mármol
emule la vibración del cosmos.

Lamentablemente no contamos con una tortuga
a una distancia razonable y a lo real
donde nos encontramos no hay lo que se llama un ventanal
más bien una ventanita con su telita de araña y su dedal oxidado
y el piso es un piso cutre
lustradito pero cutre
del INVU.