Esa mujer era la hermosa que hace mucho.
no era acaso esa
los muslos en sombra
la hermosa evaporada o blanda
que vibraba ingles con los pechos
por esos pechos de hermosa
por esos muslos de hermosa
subí hasta el ahogo
a recoger lo que parecían conejos
o espadas o pepitas o fugas y era miedo
esa mujer que amamanta bajo el sol
era muchacha que moría niños
y dormitaba como una gran fiebre
en lo noche donde olvidé
todos los nombres de mis primas.
4 comentarios:
Ayyyyy que calentura!!!!!!!!!!!!!!!!!
Lindo poema.
He de reconocer que se me hace muy cercano y cuasi me enchila la piel; me rememora "adolescenteosamente" el naranjo del alma
Pues eso, pura calentura. Casi todos tuvimos una prima de esas que se dejaba tocar en un acto de absoluta generosidad (diría Jenaro). Después nos la volvemos a topar y está gorda y vuelta loca con todos los hijos del Padre Abraham, y nos sigue queriendo tanto y la seguimos queriendo tanto.
Que bueno doña Lola que se digne visitar este blog. Dicen que con un té de hojas de naranjo se conjuran los dolores del corazón, aunque no sirve para prevenir infartos, para eso la aspirina. Je je je.
O con suerte la inmaculada prima, aún cuando gorda fuere!!!
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