lunes, 20 de julio de 2009

Discurso de amor del ciudadano



En cada letra late una exageración
y cada una dice la tristeza.

Orando la muerte de los dioses
-los de yeso y los alucinados-
he construido la ciudad donde reposo,
he amueblado la secular orfandad de asalariado
y abonado un jardín sibilino
de vidrios y metales modestos
donde deletreo versos amatorios
y promuevo la ambigua contraluz
de las lámparas ahogadas y los estériles sahumerios.

Empuño la palabra para descubrir
que somos la ignota descendencia del ciudadano
y solo nos quedan las puertas,
la llave
y el llavero.

En los muros leemos el vacío
en nuestro idioma
¿quién traduce ese ladrillo?
¿quién lo inaugura en el silencio
de esa ciudad otra donde los silbidos
se articulan en presagio de ventiscas por la noche?

Hay un gallo erguido al final
de cada nombre con que te he llamado
-anuncia el olvido,
se disipa con el sol-.

8 comentarios:

Hatillonauta dijo...

Que Bonito poema me gusta todo el poema y ese final
("Hay un gallo erguido al final
de cada nombre con que te he llamado
-anuncia el olvido,
se disipa con el sol-.")
Esta buenisimo

Anónimo dijo...

Me gusta el título, me gusta la imagen, me gusta el poema.

Siento una especie de alegría, cada vez que encuentro poemas que no son chistes de dos líneas.

Saludos y gracias por compartir.

Jenaro dijo...

Tanto Roland Barthes como Michele de Certeau decían que hablamos la ciudad con nuestras motricidades peatonales. Me parece muy válido, además, ese ejercicio de reflexionar sobre la función del lenguaje y el espacio urbano mediante la poesía, así sin más. Es acaso un vago intento de resucitar ese escritor perdido del que habló Edmundo Desmoes: la literatura como una forma de conocer el mundo.

Pelele dijo...

Hatillo: Puravía compay.. sí es un buen final, que irónicamente fue lo primero del poema en existir.

Asterión: Gracias por la visita, anque debo decir que esos poemas de dos líneas también disfruto escribirlos.

Jenaro: Por ahí va la procesión. En cuanto a Desnoes quizá sí es un vago intento porque vagamente pienso como él, no sé que tan perdido esté ese "tipo" de escritor ni qué tan importante sea. En lo que sí estoy de acuerdo con él es en eso de entender la ambigüedad como herramineta estética polisémica, que así va este poema (lo pienso ahora que lo mencionás): "La certidumbre es algo para las piedras".
Además sospecho, en esa entrevista que me enviaste, de su afán por demostrarle algo mundo, habrá que leérse la novela. Hope you find it

C.A. Fallas dijo...

Lindo texto viejo, muy bien logrado. Esto me encanto: "Empuño la palabra para descubrir que somos la ignota descendencia del ciudadano". Ciudadado es una palabra que no va mal en un poema, para hay que saber adonde ponerla. Por cierto, muy bien lo de las etiquetas.

Pelele dijo...

CAF:Gracias viejo.

Marga dijo...

Hey lindo! Muy lindo, siempre me gustan los textos que hablan de la ciudad... el poema le otorga un movimiento especial

Pelele dijo...

Tuanis Marga, es más bien una ciudad interna; social en tanto discurso que se estructura, lamentablemente, para no comunicar.