miércoles, 20 de enero de 2010

De vez en cuando hace enero



Henri Cartier-Bresson

Te conozco. Te he visto en mi calle juntando piedras que echás en tu mochila,
entrando en los remolinos de polvo con la boca abierta y los dientes erosionados.
Has apagado y encendido las luces de mi casa dejándola en silencio.
Te has deslizado en mis habitaciones de humo y músicas incidentales
arrastrando en los tobillos las sombras que se le han desprendido al día.

Te conozco. Has dormido junto a una mujer que resopla
hojarascas y fiebre de amaneceres en tu oído.
Y es que hubo un tiempo en que en cada barrio había una bicicleta para vos
pero ahora es enero y por más que le des
no recordás el número de Roberto ni el bigote hormiguiento de Julio
ni el corazón fresco que ofrecía Luis a los infames.

Fue con Roberto que subiste esa montaña oscura
en una moto blanca de hielo y carburo
a velocidades progresivas que volvían alfileres de plata
el agua suspendida en la madrugada:
querían ver las luces de San José apagarse al sol incipiente,
dejar a la muerte amarrándose los zapatos
entre los borrachos y las viudas de La Central,
llegar antes de que se acabara el siglo que había iniciado
el día anterior cuando recién descubrías la patria de sed y de sal
que prodigan el sexo tibio, la lava del alcohol y el tintinear de las monedas:
Derrapaban sin ánimos de morir y con toda la sangre agolpada en el rostro.

Te conozco. Has dejado los buses y los trenes pasar, masticando yerbas secas
a la vera del camino. Te subiste a un avión para asistir desde lo alto
al silencio del mar y las ciudades. Has persistido en la búsqueda
de los nombres añejos que se resisten a las sílabas, removiendo con
los dedos de una mano el hielo y sosteniendo un fuego estéril con los de la otra.
Así esperás el sueño, pero ahora es enero y por más que le des
no soñás con el caos alegre y chispeante de los ojos de Julio, ni con las garras
del gran oso juguetón que acurrucaba Roberto en sus bolsillos
ni con el sapo romántico y nocturno que ofrecía Luis a los infames.

Fue con Julio que bajaste de la mano al infierno del mundo mundial
a buscar bajo las piedras la huella de los amigos y la hospitalidad de sus hermanas,
a beber labio a labio el milagro de la saliva vuelta vino,
a llevarle versos humildes a las hogazas de pan repartido
y dispuesto en la gran mesa mundial del infierno donde
-ni él pudo preverlo entonces- ahora toca su flauta de fauno Julio.

Te conozco y hace enero y verano en estos días. En alguna habitación ventilada
Luis extiende un lienzo blanco y se empeña en pintar autorretratos
pero solo le sale frustración y corazones negros, corazones púrpura
que por fin ahora le compran los infames.

Enero 2010

4 comentarios:

Jenaro dijo...

Me gusta. Sobre todo el final está hermosisímo!
Hice uno para vos en mi blog (esto no es spam ni soy un precursor de mí mismo)

Anónimo dijo...

Hará un par de días hablaba con un amigo sobre las dos aparentes tendencias de la poesía tica: la purista (etérea, digamos) y la realista (antipoesía, dirán otros), pero que existe un cruce de vías, donde los matices se diversifican constantemente, y que usualmente no queremos verlos. Yo he insistido en ello.

Digo todo eso para señalar que me gusta mucho tu trabajo, por el estilo, por las imágenes, porque se nota que hay interés en generar y proponer, porque siento tu poesía en ese cruce de vías, buscando caminos, y siento que son caminos, entre otros, que nos van sacando de la modorra de las flores o del chifrijo.

Saludos

Pelele dijo...

Jenaro: Pues yo sí soy precursor tuyo, a toda mis hermanas, las mayores de edad, les digo que tengo un amigo poeta del que deberían enamorarse y cuya novia, para ventaja de ellas, no es celosa.

Asterión: Muchas gracias. Yo es que leo mucho pero soy un pésimo lector porque nunca me aprendo lo leído, me quedan cuñitas que luego me hacen volver al libro leído, eso sí. He leído algo de lo que se publica actualmente y bueno dentro de un mismo libro de poemas me gustan cosas y otras no, pero igual disfruto la lectura –hasta aquí llega mi capacidad de “crítica literaria”: una apreciación subjetiva de lo leído y no más. Hacer un balance objetivo de la poesía actual en Costa Rica es una empresa que me parece importante que se haga, pero a mí me agobia- Sigo pensando el poema como una obra de creación “independiente” a los otros poemas y al libro de poesía como una galería de estos, cierto.
En lo personal, yo escribo con una consciencia más bien vaga de lo escrito en el país, aunque la preocupación sí que la tengo. De la flor y del chifrijo ciertamente hay que huir como de la peste, jaja. En todo caso, me gusta la idea de estar en un cruce de vías. Gracias de nuevo y en todas por pasar y leer.

C.A. Fallas dijo...

Efectivamente por este no había pasado, efectivamente me ateñe, y pera bien de la madrugada y el futuro, efectivamente me gusta. La idea de Asterión de las dos víás, me parece desde mi humilde opinión de lector de poemas recomendados, un buen lugar para qeu viva la poesía, pero tambien el la flors y el chifrijo..