En penthouse de 140 pesos
el D.F. voraz como un dios antiguo
abre sus fauces de bicho ambiguo
y hospeda la carne juntita al hueso.
Maximilianos sin sello ni alazán,
Carlotas pellizco de cortesana;
cuatro josefinos y una bogotana
le exprimen la lluvia a Tenochtitlán.
El metro, hijastro de la Serpiente,
lleno de almas alegres y dolientes
arrastra su panza en el inframundo
y un México hospitalario e iracundo
nos da de beber a mí y a los bailaos:
Violetera, Carlitos, Andrea y Pao.
Julio, 2010
México, D.F.
5 comentarios:
¡Muy bueno!
El asunto no me incumbe, aunque leyéndolo sentí una alegría que no me corresponde.
Felicidades
Escuchado y no leído, así tenía que conocerte este soneto. Hasta que dan ganas de echarse unas coplas
P- tuanis!
Jénaro- pues eso.
"El metro, hijastro de la Serpiente"...
Imagen de palabras hermosas puestas por vos ajeno, en un lugar que te reconoce como suyo
Se agradece ña Lola!
Publicar un comentario