Del Diario de Frida Kahlo
Friducha duele, Dolor.
Frida Coyoacán, Dolor.
Rodeados de mar y enfundados en el aire
te habitamos
pero nadie sabe el hábito de vos.
Ni estas cinco letras redondas
ni este trazo que se extiende hasta.
¿Continúa lo que no se acaba?
-carne y polvo amarillo de roca brillante:
así la recuerdan colgada, Dolor,
gusanito de mezcal-.
Con un fridadedal te zurzo
al cuore verde, al sapo arenoso
que dormita en las almenas del pecho
y ahí te me vas a estar
con tus ojos quemados
de niño antiguo
atento a la alegría
y atento.
Cruel, como sos.
6 comentarios:
buen homenaje, aunque no soy seguidor de ella, la respeto
Compacto y poderoso. Es un texto con muchísima fuerza. Me gusta mucho cómo el pecho es casi siempre pétreo para vos (almenas).
La duda a la mitad del poema no me parece distractora, sino válida como paráfrasis. Me dio la sensación sin embargo de que leía un poema dedicado a un infante que pierde la inocencia en los anillos del gusano.
Pelele, gracias por sus visitas a mi blog. Ahora, voy a leer su blog.
Iván. Buenazo!
Filisteo. Creo que llevás razón en las observaciones. Muchas Gracias, espero verte pronto
William. Igual
Ya es hora de escribir algo nuevo, ¿no cree?
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