miércoles, 15 de diciembre de 2010

Marble birds


Kishin Shinoyama

Este poema en principio está incompleto y sin embargo, está terminado. Me explico: ayer o antier se lo mandé vía mail a mi primastro Fabián Coto después de pasar la tarde tratando de terminar lo empezado. Se lo envié con la siguiente nota: Te invito a que terminés este poema que bien podría titularse "el determinismo climático en la poesía" jajaja. Podés amputarle todo lo que considerés amputable... Claro, si te dan ganas, sino decime nomás que te parece. Abrazos. A vuelta de correo el Fabi me lo devolvió con una pregunta: ¿Qué le hace falta? sugiriéndome solamente ante la irregularidad en la puntuación entre la primera estrofa y las otras, que me abstuviera de ésta -cosa que hice-. La pregunta de Fabíán era la pregunta obvia, cómo demonios iba a saber él que le faltaba al poema, digo, si yo tampoco lo sabía, puesto que no había podido terminarlo. Más allá de cuestiones formales qué se le puede agregar o quitar a un poema "ajeno", pues nada, uno los lee y se aburre o los disfruta, punto. Cada herrero que afile su cuchillo de palo, ¿no? ¿Es posible y placentera la escritura colectiva? yo creo que sí, pero su empeño no puede ser de individualidades y ya ahí la cosa se complica.

¿Qué le hacía falta al poema? pues no sé, pero yo sentía -y siento- que algo se me quedaba -y queda- por agregarle. Aunque ciertamente hoy quise "terminarlo", cambiando palabras, adjetivos, sumándole algunos versos que le quedaron mal, como guindando o superpuestos, como si ese cuerpo al que yo creía -y creo- le faltaba un brazo o una pierna lo que yo le estaba dando eran prótesis. Al final desistí y lo dejé tal cual, así manco o cojo o tuerto, quizá así era el poema, la poesía.

Marble birds

Esto que escribo que se mueve
no se mueve
quizá se movió alguna vez
o se moverá
pero no se mueve ahora
aunque yo lo escriba
o lo lea alguien en lo que hoy
acomoda llamar futuro
y sea tan inútil llamarlo así

así se han demorado las tardes largas
incandescentes como las muertes de los astros o
los dioses pobres de los pobres
y como ellas
han traído y traen el frío y el viento y las miradas
que se posan como aves migratorias de mármol sobre un penacho de ciudad

algunos dirán que desde ahí avizoran un fruto rojo
una cálida abundancia
algunos dirán eso de mis pájaros de mármol
y sus ojos falsos

por lo demás los vendavales siguen aproximando
el aliento afilado de nieves remotas

Kishin Shinoyama

6 comentarios:

Gustavo Solórzano-Alfaro dijo...

A todos los poemas les hace falta algo. Incluso a los que les sobra, ¿no?

Saludos

Gustavo Solórzano-Alfaro dijo...

A todos los poemas les hace falta algo. Incluso a los que les sobra, ¿no?

Saludos

Pelele dijo...

Asterion. Claro. Uno usa el verbo "agregar" y este debe ser entendido también como su antónimo, digo aveces lo que hace falta es quitar.

Saludos!

C.A. Fallas dijo...

1. la introducción invita a una reflexión acerca de la incompletitud (?)
2. El penacho de ciudad y los pájaros de mármol y los ojos falsos. Son mpas que una imagen.

Jenaro dijo...

ja! bueno, John Ciardi decía que un poema es una máquina que fabrica alternativas! Y yo creo que en el diseño de toda máquina (¿y de un poema?)late una ambición que no admite desperdicios!

Pelele dijo...

Carlos: 1. Un poco eso, la consabida limitación del lenguaje apesar de su indiscutible eficacia, la inane labor del que escribe (o su falta de talento, en todo caso)
2.No entendí bien lo de que son más que una imagen, pero lo cierto es que ahí está el "corazón" de este poema, esos son los p+ajaros que son los peces de ciudad de sabina, ahí está tirado el anzuelo todo lo demás debería (dentro del poema)ser silencio, jajaja

Jenaro. Pues eso.

Saludos