martes, 15 de octubre de 2013

Poema para dos cuerpos


Los recuerdo frágiles
dos astillas
dos cuerpos apenas.
Los recuerdo de reojo
apenas dos cuerpos
con la cabeza desenvainada
y un miedo o una furia  en el pecho
el uno triturando la herencia sentimental
de una familia crecida al borde de las aceras
la una componiendo adivinanzas para la muerte.
Nadie sabe por dónde empiezan o por dónde acaban los sueños
ni por qué los amigos esconden melcochas y navajas
en todas las casas que abandonan
ellos eran apenas dos cuerpos
sobre los que nadie pudo escribir
moneda o corazón o huella
sin creer por un momento
que le sepultaban la mano en un campo extenso y fértil
por el que pasan sin esmero las estaciones.
Antes de perderse en la Soledad Grande
los vi por última vez
separados para siempre
dolidos para siempre de mundo y de lo otro.

De Junkyard Orchestra



martes, 1 de octubre de 2013

6:15 p.m



Dejó de llover.
Pamela dibuja cayenas en un cuaderno de bocetos,
quiere otro tatuaje –tal vez con el aguinaldo–.
El gato hace la ronda, se entretiene con una pelusa
entre la puerta de entrada y el desayunador, donde hay
un aguacate que compré esta tarde para la sopa de la noche;
luego de perdonar al mundo, se echa sobre un cojín.
Entre videos de youtube y una entrevista a Sting en The Guardian,
yo trato de escribir un poema sobre una muchacha que duerme
y sueña que está a salvo.
“I´m not usually happy”, dice Sting a la entrevistadora
en una terraza soleada de algún hotel en Francia,
“but, at the same time happiness can be thought
of as a kind of bovine state, cows are happy…”.
El gato ha desaparecido, Pamela se esmera en un pétalo ancho
que un día de estos será vibrante y rojo,
yo dejo dormir a la muchacha en el poema,
me levanto y voy por un vaso de leche al refrigerador.