La flor que me ocupaba tenía los dientes suaves y un rastro fresco de caracol en la comisura. La lamí despacio, con el miedo que produce placeres en el vientre. Cuando estuvo segura de que yo ya no retrocedería empezó a engullirme por la lengua.
Cadenciosa, como un mar antiguo, la sentí desmontar su quijada para abarcarme todo y todo fui engullido. Todo menos el ombligo, que suele conservar los olores del vacío y de la nada, aromas que son rastros de las muertes asignadas a las vidas que comienzan.
Eso tiende a producirles una franca acidez.
lunes, 28 de julio de 2008
domingo, 20 de julio de 2008
Versos
Permanezco casi siempre ausente,
me diluvio asiduo por las calles,
para no anclarme en los detalles
beso en el olvido de la gente.
Me pongo un abrigo por soledades
y juego a dos manos cada turno,
alimento, vanidad de vanidades,
un soliloquio ambiguo y nocturno.
Acecho la lencería del desvelo
soñando ecos en los callejones,
crezco el desdén en tres cubos de hielo
y el amor en la mudez de los pezones.
Me hago grande con el sol a medio día
y niño roto con la luna en los botones.
miércoles, 16 de julio de 2008
mala raza
"La jungla" Wilfredo Lam
"Raza de Caín, sube hasta el cielo
¡y arroja a Dios sobre la tierra!"
C. Baudelaire
somos la mala raza, los enfermos supurantes, los mediocres insulsos, analfabetas de los signos del mercado.
los grotescos insolentes, la indecencia acumulada. somos los hijos y las hijas de la desviación y la intemperie.
carne envilecida. danza de locos
sidosos hambrientos, dientes carcomidos, mendigos hediondos a sol, humo y lluvia, clamor de novenarios, desempleados delincuentes.
somos los románticos idiotas, pulguientos inmigrantes, drogadictos macro-alcohólicos. cultivo de lombrices, nidos de malaria.
amor violento y púrpura, advenedizos en el mundo, los mal paridos premodernos, fiebre inadaptada, los sin fuego, los sin tierra.
la raza mala la mala raza.
¡y arroja a Dios sobre la tierra!"
C. Baudelaire
somos la mala raza, los enfermos supurantes, los mediocres insulsos, analfabetas de los signos del mercado.
los grotescos insolentes, la indecencia acumulada. somos los hijos y las hijas de la desviación y la intemperie.
carne envilecida. danza de locos
sidosos hambrientos, dientes carcomidos, mendigos hediondos a sol, humo y lluvia, clamor de novenarios, desempleados delincuentes.
somos los románticos idiotas, pulguientos inmigrantes, drogadictos macro-alcohólicos. cultivo de lombrices, nidos de malaria.
amor violento y púrpura, advenedizos en el mundo, los mal paridos premodernos, fiebre inadaptada, los sin fuego, los sin tierra.
la raza mala la mala raza.
jueves, 10 de julio de 2008
CoMo Un HuEvO
A Carlitos que no sabe qué hacer con los sueños
nunca dejarlos al lado de la cama
espolvorearlos sobre los pezones de quien duerme
espolvorearlos sobre los pezones de quien duerme
ponerlos en la solapa
untarlos en el pan
morderlos sin esperanza
fumarlos en superfluas ceremonias
pasearlos en bus
hacerles el amor.
Retorcer los sueños
libarles lo seco
toc-toc en sus blindajes
darles de beber
protegerlos del sol
acariciar sus asperezas
infectarlos labio a labio
auspiciar sus malabares
cantarles en la ducha
hacerles el amor.
retorcer los sueños
aunque sean malignos y engreídos
aunque la suela del zapato se nos ablande como un huevo
y no sepamos nunca que bicho nos picó.
untarlos en el pan
morderlos sin esperanza
fumarlos en superfluas ceremonias
pasearlos en bus
hacerles el amor.
Retorcer los sueños
libarles lo seco
toc-toc en sus blindajes
darles de beber
protegerlos del sol
acariciar sus asperezas
infectarlos labio a labio
auspiciar sus malabares
cantarles en la ducha
hacerles el amor.
retorcer los sueños
aunque sean malignos y engreídos
aunque la suela del zapato se nos ablande como un huevo
y no sepamos nunca que bicho nos picó.
lunes, 7 de julio de 2008
miércoles, 2 de julio de 2008
Tortugas sin importancia
"usted ha escuchado esos pajaros. ¿su silbido? yo antes pensaba que eran portones."
María M.
¿Usted ha visto esas vagonetas? Esas que llevan una lona verde encima de lo que cargan. Yo antes pensaba que eran tortugas. Usted se ríe, como es natural. No sé si alguien me lo habrá dicho, mi hermano mayor, no sé. No sé si se me habrá ocurrido a mí así no más.
Es un recuerdo vago, una imagen sola de esa vagoneta formidable subiendo por la cuesta frente a mi casa. Yo pasmado mirándola pasar, imaginando a la tortuga estrecha en el cajón. Eso es. No es que pensaba que las vagonetas eran tortugas sino que la carga era una tortuga así grandota y la lona verde era, claro, su caparazón colosal. Es extraño, pero nunca quise saber nada más, es decir, nunca quise ver a la tortuga. El caparazón era suficiente para mí. No hice preguntas, no averigüé adónde las llevaban, si estaban muertas o vivas, qué hacían esas tortugas inmensas siendo paseadas por una calleja de un barrio cualquiera de Desamparados.
Tal vez tenga usted razón. Pero no sé, es extraño. Tal vez es que en el fondo yo sabía que no eran tortugas. Claro, eso era, yo sabía que era piedra, que era arena o tierra. Las vagonetas dejaban su rastro de materiales en la calle y yo no era ningún niño imbécil. Tortugas formidables vueltas arena. Por eso no preguntaba. Es un poco triste ¿no le parece?
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