Permanezco casi siempre ausente,
me diluvio asiduo por las calles,
para no anclarme en los detalles
beso en el olvido de la gente.
Me pongo un abrigo por soledades
y juego a dos manos cada turno,
alimento, vanidad de vanidades,
un soliloquio ambiguo y nocturno.
Acecho la lencería del desvelo
soñando ecos en los callejones,
crezco el desdén en tres cubos de hielo
y el amor en la mudez de los pezones.
Me hago grande con el sol a medio día
y niño roto con la luna en los botones.
2 comentarios:
Que bueno lalito, me llego, me llego...
Gracias compay
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