El sueño, Picasso
Aún sigo imaginando tus muchachas,
su placidez al deshojar melancolía en las ventanas
del verano,
la música que guardan.
Extienden largas las piernas
al paso silencioso de los felinos de la tarde
para recibir la noche,
sin pretensiones de llegar al cielo
encienden multitudinarios cigarrillos
que convocan a los labios,
y con el sexo entre las manos
se queman en rubor y en fuego de
libélulas silbantes y dentadas.
Entre sus senos buscan la labor
de la ternura crecida sin milagros
y las grietas de los viajeros que han venido a saludar.
Girando en un cosmos de caderas
provocan el huidizo corazón de los seres invisibles
que inquietan el sueño de los perros y los niños
filosas
desnudas
suspendidas
multitudes de muchachas
con esencia de maderas en el pelo
hay las que llaman a las otras por tu nombre y viceversa
pero no responden:
se lamen las uñas
se frotan contra los vapores de la luz o se agrupan
muslo con muslo en el quicio de la pupila
pero no responden.
Todas de frente
anunciando el abismo con sus senos
menos una que permanece de espaldas
al rumor de jueves donde escribo.
4 comentarios:
Que bueno está!!!!!
Esta distancia obligada por otras obligaciones, me obliga a decir que veo cosas nuevas y me gustan. Me siguen gustando.
*tuanis Margarela
*¡Muera la distancia! Sí, este miente un poquito más, se disfraza mejor.
Me agrada el Margarela... pura vida!
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