viernes, 12 de marzo de 2010

Los hijos de Sitting Bull

A Fabián Coto, por las claves.

“Con sangre de cebolla se amamantaba”
Miguel Hernández

I
Los hijos de Sitting Bull no son jóvenes, pero lo fueron.
Algunos merecieron la pluma en su cabeza.
Su padre tuvo oficios diversos. Contempló los llanos hasta las montañas
y llevó la nieve a los ríos con el cuero de sus pies.
Fue un dios sangriento y digno en la gresca
de Little Big Horn, donde, demasiado tarde, aprendió a temerle el general Custer.
A sueldo de Buffalo Bill rodó de pueblo en pueblo,
escupiendo yerba amarga sobre las vías del ferrocarril
y fotografiándose con niños y señoritas blancas a cambio de monedas
que luego despilfarraría en efímeros festines.
Los hijos de Sitting Bull no se enlistaron con los ghost dancers,
pero presintieron el chirrido de metales en sus dientes
el día que vieron a los sioux con llaves en la mano.
Una mañana vieron a su padre despertar con el espíritu arrugado
y envuelto en fuego. Tal vez uno miró un caballo blanco alejarse a galope
mientras la cabeza de su padre entraba en el vacío.
Los hijos de Sitting Bull recuerdan a los búfalos heridos
acercarse antes de morir a lamer las manos de su padre.

II

Los niños sicarios de Ciudad Juárez se llaman Fabián o Johnny o Manuel,
pero usan poco sus nombres y prefieren “el Chamaco”, “el Samba” o “el Sardina”.
Bajo sus pisadas se aplasta el desierto peinado de ventiscas,
donde una legión de muertos escondidos tiene su colonia.
A los niños sicarios de Ciudad Juárez les ha costado
grandes fiebres nocturnas aprender el ciclo de los alacranes:
masticando ponzoñas con mezcal y coca han logrado
desplazar el ritmo de sus corazones y pasan largas jornadas
aletargados, rebanando el calor en habitaciones de moteles blancos.
A veces sueña “el Samba” o “el Chamaco" o “el Sardina”
con un campo de frijoles o ciruelas cosechado por
columnas saludables de cadáveres. Los niños sicarios
de Ciudad Juárez piensan en su madre o en su hermana cuando matan,
piensan en el río Bravo y en su padre y en sus primos. Saben que
aunque nadie los encuentre, los ciempiés y las hormigas sabrán alimentarse.
Los niños sicarios de Ciudad Juárez no hablan del trabajo
con sus novias; las llevan a las ferias y a las discotecas y les dicen
que el amor pesa menos que una bala.

III

Sólo belleza en el mundo, hijo mío,
belleza en los deditos mutilados de los que aspiran
con sus ojos toda la luz del cielo,
y dolor.
Ni siquiera intento un signo para darte;
la felicidad es un chiste de sacerdotes y borrachos,
el placer una pastilla para chupar entre comidas.
Jugá a los disparates con balas de juguete,
un día cara pálida, otro Nube Roja,
un día fervor de hortelano en el desierto,
otro barahúnda de perros en manada.
Traficá con el rocío que te hidrata
porque sólo hay belleza en el mundo hijo mío,
belleza en el pulcro escarabajo que remueve la tierra rancia,
y dolor.
Nada te debo, niño. Una oración.
Regá con el humo de mi boca los bosques
de pinos ambulantes que te guardan.

Febrero y marzo 2010

14 comentarios:

Uno que mira dijo...

lindo y doliente, como casi dijo Sendic.

P. dijo...

Fuertísimo y a pesar de ello, envuelto en inocencia. ¡Todo un logro! me gustó mucho. Gracias

Jenaro dijo...

Ya no te reprocho tu reticencia a dedicarme uno de esos buenos poemitas que te salen. Dan ganas como de ir a El Porvenir de Desamparados (vaya un nombre irónico) a apretarte la mano con la que fumás y tomás whiskey... Pero hace calor y yo no soy José María Arguedas.

Pelele dijo...

Gracias por pasar y leer.

Jenaro: Jajaja,pues ya está. El Porvenir tampoco es Santa María!

C.A. Fallas dijo...

Viejo hace rato no pasaba y me encuetro con solemne poema. Tiene lo que en opinión de este que malquiere la poesía, tiene para ser un poema. Primero que nada: poesía. Algo de dolor como dijeron por ahí, y una estúpida alegría, como el musgo que crece en invierno en las aceras y que en verano se resquebraja espantosamente. Te amo, realmente me llegó.

Pelele dijo...

Gracias viejito, yo te amo te vuelta.

d.b dijo...

Gracias por seguirme y gracias por poder encontrar letras tan lindas como estas de "Los hijos de Sitting Bull". Te pongo un link de tu blog en "La polla en verso" para que puedan enlazarte más gente.
Saludos.
d.b
www.lapollaenverso.blogspot.com

Pelele dijo...

d.b.* Buenísimo.

Wílliam Venegas Segura (DW) dijo...

Yo echo esta red en Semana Santa:
Mis 12 'Jesús' más emblemáticos del cine:
Mi lista de los 12 'Jesús' más elocuentes del cine.
*Como en toda lista, tal vez quede la sensación de algo incompleto:
Opinen en mi blog, gracias.

Advierto: No es nada confesional ni religioso.

Wílliam Venegas Segura (DW) dijo...

Vuelvo, porque había quedado en deuda con los textos del blog. Puña, qué buenos. No sé si será mi más absoluta subjetividad, pero me acordé de poetas narrativos como lord Byron o Ernesto Cardenal. Aquí hay mucho más que una muchacha recostada. Esto merece un libro, y si ya está ese libro, perdone mi ignorancia, le presto entonces mi espalda para los latigazos que ud. quiera darme.

Pelele dijo...

Muchas gracias don William. Los latigazos mejor se los dejamos a Mel Gibson.

Si sale libro lo busco, para que lo compre, jaja!

Luissiana Naranjo dijo...

excelente, me encanta tu estilo!

Anónimo dijo...

No me lo esperaba. Me encantó. Saludos :)

Pelele dijo...

Luissiana, filosofiapop: Buena nota