jueves, 23 de octubre de 2008

Instantánea


Nadie sabe de donde provino el balazo. Lo cierto es que le brotaron palomas como a los campanarios de las catedrales. La ciudad sobrevolada hizo que los niños miraran al cielo con sus bracitos extendidos unos; otros llorosos, asustados por la sombra de alas que se les vaciaba en confeti.
Un fotógrafo ambulante, al que se le disparó la cámara por error en la conmoción, capturó la caída del ángel sobre los techos verdes del Teatro Nacional. Debo decir, en honor a la verdad, que sí se ve algo así como una silueta de nube precipitada, algo como un borronazo de pájaro o una ausencia movida en vertical. El fotógrafo asegura que es un ángel derribado y así lo pregona frente al restaurante del hotel Balmoral. Por la compra de tres películas pirata de estreno, obsequia una reproducción de la fotografía, importunado los capuchinos y la cervecita del turista y a sus colegas tilicheros.

1 comentario:

Jenaro dijo...

me recordó aquello de Oliveiro: "todos ddecían que era un caballo, pero a mí se me hace que era un ÁNGEL" (NO SÉ SI LA MEMORIA ME TRAICIONA, LA IDEA ERA ESA)