sábado, 3 de enero de 2009

Canción de enero

Este corazón
lo trajo un perro en el hocico
lo trajo
al centro de la plaza en el hocico
un perro
este corazón

Volver a las palabras viejas.
De decir luna brotaron tijeras
en las manos del alma del que crea
y ladrillos en medio de la jungla

no es un subterfugio
recobrar los inviernos para desnudarse
y palpar la intemperie,
volver a la caricia fraternal de los que ofrecen
una muerte pasajera,
al sur de las mujeres
donde se dosifica el diluvio universal

este corazón
al centro de la plaza
un perro


un cielo canceroso de estrellas agotadas
aguarda la nueva irrupción del telescopio
y las alabanzas de los niños perdidos

Enfundarse en los zapatos ya es un retorno,
subirse a los ascensores que descienden
una orla de buen humor
que jamás intuiría Dante

instaurar un árbol oxidado
en el centro de la casa
junto al televisor y los libreros
ponerle un nombre vegetal que desespere hasta la risa

este corazón
al centro de la plaza
un perro


Entre los dedos un cigarro
un seno un vaso un computador una guitarra
un añejo manuscrito
los anillos y las manchas de la infancia
un animal sin cuernos con capacidad para las sílabas
un recordatorio que ha quedado sin palabras
un conjuro evanescente
un huevo de madera
un ciclón

al centro de la plaza
un perro

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sé que es extraño, pero me gustaría saber su nombre... siento q lo conozco...

Pelele dijo...

El nombre. Esa es la primer mentira que le decimos a la gente cuando nos presentamos. De esas mentirillas blancas que sirven para vivir en sociedad pero carecen de gusto. Eduardo Enrique Valverde Fonseca, para servirle a usted (esta es la segunda)

Anónimo dijo...

Pues acerté, sí lo conozco! (es tan extraña la payasada esta de la intuición femenina). Y tiene razón, el nombre es una mentira, de igual forma me encantarían sus servicios... (si se le hace más cómodo, es otra mentira)