A Billy
No podemos acercarnos a sus infancias,
están viejos,
palpitan en slow motion para instaurarse
poco a poco en el silencio,
extienden sus manos
para tocarnos desde su país extraño
y hablarnos de lo quieto.
Es tarde,
no podemos acercarlos
a las ventanas de bolsillo que cargamos
y mostrarles el ímpetu del diente de león
que crece a su antojo
en nuestros jardines más salvajes.
¿Cuánta lluvia tendremos que acomodar
en los aguaceros del invierno
que aproximan?
En alguna gaveta que ignoramos,
en algún taleguito tejido,
escondieron menudencias
del olvido y las hormigas.
Abril 2009
No podemos acercarnos a sus infancias,
están viejos,
palpitan en slow motion para instaurarse
poco a poco en el silencio,
extienden sus manos
para tocarnos desde su país extraño
y hablarnos de lo quieto.
Es tarde,
no podemos acercarlos
a las ventanas de bolsillo que cargamos
y mostrarles el ímpetu del diente de león
que crece a su antojo
en nuestros jardines más salvajes.
¿Cuánta lluvia tendremos que acomodar
en los aguaceros del invierno
que aproximan?
En alguna gaveta que ignoramos,
en algún taleguito tejido,
escondieron menudencias
del olvido y las hormigas.
Abril 2009
4 comentarios:
Me has sacado una lágrima por ahí grandísimo y querido hijo de puta. Un abrazo y gracias, está relindo...
Amé el último párrafo... es perfecto todo el textito
está hermoso
En todas!
Billito, con respeto y cariño!
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