No sabe que nos mira
Ni sabemos que no nos mira
El Gran Samueleador se intuye en la desgracia,
Flota o se sumerge,
Vuela o se arrastra.
Nadie sabe cuántos dedos tiene
Ni cuál niño lo persigue.
Le pesan los rostros en sus párpados
Le duele el vientre seco
Las uñas se le encarnan
Duerme bocabajo en los sillones de la casa.
no comprende los relojes
aunque se divierte en ellos
resoplando el tiempo
como pelusas del polvo del olvido
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