jueves, 22 de mayo de 2008

Del ocio, los amigos y lo inútil




“La única excusa para hacer una cosa inútil es admirarla intensamente.”
Oscar Wilde
“Y tengo el tiempo y no tengo nada”
Fidel Gamboa
"yo que he nacido para rey, trabajando por dinero"
J. Sabina


Si hay algo de lo que me queje en esta vida es de tener que trabajar únicamente por dinero, ese indicador fluctuante del éxito moderno. El trabajo no es otra cosa que un paréntesis en la vida, el tributo que hay que pagarle al dios nuestro de cada día para poder hacer lo que realmente nos importa, que suele ser lo más importante. Por eso quiero hacer una reivindicación de lo inútil, porque es en lo inútil en donde reside toda belleza y es allí donde el ser humano se expone a sí mismo y en donde puede reinventarse a partir de él y de su imaginación. Con lo inútil me refiero aquí a lo que se sale del orden de la producción; una persona únicamente útil es una persona reproductora de lo mismo, nada nuevo o inesperado puede brotar de una persona útil, todo está previsto, como un perro Pavlov que siente hambre cuando escucha un timbre. Por otro lado, la capacidad creadora del ser humano (esencia de la especie) solo es potenciable cuando éste es inútil, cuando se encuentra ocioso, cuando no se plantea objetivos claros y se dedica a perder el tiempo para ver qué maravillas encuentra en esa pérdida. En la fábula bíblica son Adán y Eva, y no Dios, los que inventan el mundo a partir del ocio, conocieron el dolor y el placer, se parieron de ese útero que era el Edén en el que nada faltaba para disgusto de su creador, que ilusamente les había coartado cualquier ánimo inventivo. Es en esa posibilidad de ensimismamiento y de autoconciencia del hombre desde la cual el individuo puede percibir y darse cuenta del otro, que surge como un espejo que lo refleja y que él refleja a su vez, provocando muchedumbres infinitas de personas abrazables e inútiles.
El ocio como bien, existe desde que se convirtió en necesario, mejor dicho, para ponerlo en términos económicos, cuando se volvió un bien escaso. Esto es cuando el hombre empezó a poseer y a acumular, desde entonces el ocio se distribuye según las relaciones de poder de una sociedad dada. En la antigua Grecia, por ejemplo, los enemigos eran vueltos esclavos para ellos dedicarse a la comunión, las artes, la filosofía, las matemáticas, etc. Sin embargo, es sobre todo después de la Revolución Industrial cuando la significación del ocio se desvirtúa y cambia. Es entonces cuando el tiempo se desnaturaliza y deja de medirse por las estaciones o por la noche y el día, ahora lo que cuenta son las horas y los minutos, los silbatos de las fábricas marcan el inicio y el fin del día de trabajo, que se ve considerablemente extendido debido a que con la electricidad ya no se depende de la luz solar para seguir trabajando, los horarios de los trenes dictan ahora el comportamiento de los flujos de personas, que se alejan cada vez más y durante períodos más largos de tiempo de sus casas y sus gentes. El capitalismo industrial se convierte en un “estilo de vida” en el cual el ocio es un bien suntuoso, inaccesible e inclusive peligroso en manos de las masas.
Ahora bien, el consumismo como virtud última dentro del sistema de producción actual le ha dado al ocio un valor comercial e inconexo con las verdaderas necesidades humanas. El “tiempo libre” se ve atosigado por artefactos y actividades embrutecedoras y alienantes. El afán de poseer, casi como máxima moral, lo deshumaniza al hombre que cambia el “ser” por el “tener”, lo convierte en cosa, que a su vez es poseída por las abstracciones del mercado. Tenemos comidas rápidas, cajas rápidas, ventanillas únicas, el mundo en “tiempo real” en una pantalla, queremos conexión ultra rápida por internet, todo lo necesario para ahorrar tiempo con el único propósito justamente de tener tiempo, que a la hora de la hora, no sabemos cómo usar, en qué emplearlo, nos duelen los ratos libres, la pereza nos da culpa, quizá porque sentimos el vacío y nos acechan las dudas; ¡qué triste la tristeza de los jubilados! sus ojos de gorila viejo que no sale aunque le dejen abierta la puerta de la jaula. ¡Tanto empeñar el presente por ese futuro sombrío y sin porvenir a qué apostar!
Así, hoy el ocio es entendido como un “mientras tanto”, lo cual, insisto, es un mal entendido; el “mientras tanto” es ese paréntesis que mencionaba al inicio, paréntesis que nos limita y nos pone las pausas entre lo verdaderamente importante, entre vos y yo, entre ella y yo, entre nosotros, que lo que más queremos en la vida es tener tiempo que perder, para destruirnos y reinventarnos, para dolernos y deleitarnos, para pesar y medir granitos de sal que uno por uno disolveremos en las lenguas con el fin de comprobar las diversas intensidades salobres entre uno y otro. En fin, para dedicarnos a las inutilidades a las que se dedican los amigos, esos aficionados a la cacería de dragones, esos escuderos que saben que la Insula Barataria no existe y sin embargo la intuyen a cada palmo, esos torpes malabaristas del fuego y las palabras, esos vagabundos incorregibles que no pueden resistirse ante un mapa falso de “La Isla Desconocida” ni ante una mesa en la que la gente se toque, se escuche y se bese.

19 comentarios:

C.A. Fallas dijo...

Que grande!!!!! hermoso texto, bien jalado esta frase es célebre: "El ocio como bien, existe desde que se convirtió en necesario, mejor dicho, para ponerlo en términos económicos, cuando se volvió un bien escaso." Me gustó, me gustó mucho, tiene ese equilibrio entre el ensayo, la literatura y la ironía. Muy bien. Ah por cierto date una vueltilla por el blog, algunos cambios le hemos hecho. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Bien, pero como usted dijo me da la razón.
El ocio es un lujo.
Natural o desnaturalizadamente, es o se convirtió en tal.
No es un derecho y por llamarlo así no será necesariamente revindicado o lo que usted propone como “bien” utilizado, no alienante, porque sus asientos se venden, se comercian sus usos.
¿Cuántos habrá que se llaman derechos y no por eso representan hoy valores, bienes preciados para la sociedad moderna?

Pelele dijo...

El Ocio es un lujo,
mi cenicero un teatro bufo,
la mañana, lo que empujo,
la noche, lo que rujo,
el corazoncito, lo que crujo,
y yo
aprendiz de brujo
que ni cruje
que ni ruje
que ni empuje
que ni bufe
que ni luje.

Anónimo dijo...

Bien. Contra la razón, poesía.

Pelele dijo...

Pues sí y no, mi querido raaulito. Sí porque creo que la razón no es más que otra forma de aproximarse a la realidad y su jurisdicción no es monopólica. Tenemos a don eistein y a don freud que ya dijeron cuatro al respecto, tenemos breton y tenemos tzara, tenemos magritte y kahlo y sartre; tenemos dos guerras mundiales y una banderita ondeando en la luna, tenemos crisis del petróleo y combustibles que se fabrican con arroz, tenemos bagdad.

No porque la razón a su idea del ocio como lujo ya se la había concedido. Me equivoqué al decir que es "objetivamente" un lujo, es decir, un lujo en sí mismo, sino más bien es un lujo en tanto percepción históricamente construida y claro está fundamentada. Lo que quise explicar en el "articulito" es que su caracter de lujo es superpuesto a su caracter de "derecho" o de propio del hombre; es decir, que es lo que es y no lo que debería ser, para usar terminos éticos. "tenemos el lujo de no tener hambre", canta un vejete español; pués bien las satisfacciones de las necesidades básicas para la vida humana son un derecho que sin duda alguna todos firmamos, sin embargo dadas las condiciones se ha convertido en un lujo que no todos pueden darse.

Yo no diría contra la razón poesía, yo diría, además de la razón, poesía.

Pelele dijo...

Gracias Fallitas... ya estamos vos y yo para gobernadores de la Barataria.

Vi el blog. me parecen muy bien las notitas al pie del curso.

Anónimo dijo...

Entiendo y en parte, estoy de acuerdo.
Primero, en que la realidad es evidente y violenta a los sentidos, aunque a la vez susceptible a la interpretación. Como usted dice, la razón es solo una de las tantas formas en que lo dispuesto a la experiencia se interpreta.
Segundo, en que la apreciación lujosa del ocio está por encima de su comprensión como necesidad humana.

Comprendo su intención de sobreponer entonces lo que “debería ser” a lo “que es”; de reiterar la calidad de derecho del ocio, pero no la comparto.
Me parece que usted considera que otorgarle estatus de derecho al ocio, lo colocaría al lado de necesidades básicas, urgentes para el ser humano y por ende crecería su apreciación como un bien deseable, aprovechable (aunque conocido como “inútil”, “no productivo”).
Sin embargo, creo que si el ocio llegase a promocionarse como derecho, cabe su repartición como necesidad. Dos horas en el patio, como en las cárceles y entonces pierde riqueza. Caería al primer nivel de la escala de Maslow por ejemplo y no sería para el hombre autorrealizado sino para los sobrevivientes.
No se trata de si todos tienen acceso al ocio o no, cómo o por qué, sino de su lugar de importancia para la humanidad.
Su calidad de necesidad puede, desde mi perspectiva, precipitarlo al vacío de las cosas.
Pienso, que de alguna forma colocarlo actualmente como derecho-necesidad básica, desdibuja su rango. No se alarme. Las necesidades básicas son básicas por algo, por su importancia para el ser humano, su papel esencial en la supervivencia del hombre, etc., pero un ser humano que come, bebe, excreta, duerme, etc., es una máquina de supervivencia. El ocio va más allá de una necesidad fisiológica, hace más grande al ser humano que lo aprovecha, como usted mismo lo deja entrever en su texto.
Por el momento, considero, no puede ser un derecho. Debe entenderse como lujo. Hoy los lujos conservan mayor categoría que el derecho.

Finalmente, la razón y la poesía de la mano me parece. Pero contra su poesía tengo poco o nada que decir. Yo no soy poeta y probablemente interpreto de su verso cosas muy diferentes a las que pretende expresarme. Contra su razón, puedo argumentar mi posición.

Pelele dijo...

"no sólo de pan vive el hombre" dicen que dijo un nazareno y, apesar del cristianismo romano que se apropió de él, creo que esa sigue siendo una máxima humana.

La analogía del ocio con el hambre era eso: una analogía para tratar de hacer más clara mi posición. Lo que quiero decir es que en lo que usted me responde sigue de fondo un asunto ético sin reponderse. Vamos a ver: Tiene que importar si todos o solo algunos tienen acceso al ocio. Sólo así se puede hallar el valor que este representa para la humanidad.
Lo que pienso es que estamos partiendo de supuestos diferentes. Usted dice que los lujos tienen una categoría mayor que el derecho y le parece bien. Yo me preguntó por qué el lujo se superpone a lo proopio del hombre como tal, en su dimensión universal, si se quiere.
Claro que hay que satisfacer necesidades básicas primero, hay que estar vivo para crear. Sin embargo creo que su interpretación de la pirámide de maslow está errada. Quiero decir, si el ocio o cualquier otra cosa es un lujo, por ende es algo que puedo comprar, una necesidad que puedo satisfacer; Puedo trabajar para conseguir ocio, o jugar lotería, etc, pero no es un fin último. Si lo planteamos como intrínseco al hombre, pero sin embargo arrebatado o deficiente, es un bien moral, un fin último, algo que, junto a otros elementos, puede otorgar satisfacción personal. Ahora, también hay que tener claro que "poseer" ocio, no es lo mismo que poseer una manzana, es decir, me como la manzana, ya no quiero manzana. Tener tiempo libre no es sinónimo de ocio y no por definición nos quita el deseo o la aspiración del mismo. Hay muchas cosas que tienen que resolverse antes, para lograr un ocio productivo (no en términos de mercado).
En fin, y ya para no darle más vueltas al asunto, lo que creo es que aproximarse al ocio, entenderlo y profesarlo como lujo, es decir que el estado de las cosas está muy bien así, no querer cambiarlo. Explicar por qué el ocio es interpretado como lujo cuanod en realidad es un estado propio del hombre, el único estado que le posibilita su humanidad en tanto bicho creador, es un intento de aclarar un poco más las cosas, es sugerir que el ocio no es estar rascándose la panza, el ocio es el que se emplea en hacer cosas, en construir al hombre, proyecto siempre en construcción.

Pelele dijo...

QUE IDIOTA SOY!!!!
Lau Lau Lau CLARO, me acabadita de la luz llegar.
Me habéis desvelao coliflower, googlié y todo raaul a ver si alguna cara conocida aparecía.
Estuvo buenísima la discusión, que muchahca tan terca!!! casi como yo.
Claro, sigo opinando igual.
Ahora releo los comentarios y todos suenan como vos, que maravilla!!!
SOPLAS!!!

Anónimo dijo...

Bueno pues.
Varias cosas.
No me parece bien que el ocio sea un lujo. Me parece que actualmente su apreciación puede ser mayor de calificársele como lujo, que de etiquetársele como derecho. Sería, para mí, esa cualidad la que podría atraer a otros a pensar que “es un fin último”.
Como usted mismo dice, faltan muchas cosas por resolver para solucionar completamente la cuestión.
Quizá profesar el ocio como lujo sea una forma de aprobar el status quo, pero creo que sus fundamentos para declararlo derecho, aparte de la necesidad de hacerlo evidente como intrínseco al ser humano, de nuevo lo desvirtúan. Para mí, sería devolverle la connotación de “tiempo libre” de la que se le quiere librar.
El derecho necesariamente lo transforma en un elemento cuantificable y calificable que se debe facilitar a la humanidad por un ente a cargo, además, de su vigilancia.
Me parece que el nudo de su discusión se encuentra en desenmascarar al ocio de su fachada de tiempo libre y vincularlo con nuevas connotaciones creativas, y por ende definirlo como derecho es retroceder.
Entiendo, su proposición. En parte, la comparto.
Desacuerdo en que el ocio sea “el único estado que le posibilita su humanidad en tanto bicho creador”. Creo que hay muchos estados en que el ser humano crea y dispone de la realidad para reinventarla, descubrirla o modificarla.
Creo que no malinterprete a Maslow, me pasé de listo y lo usé superficialmente, tanto como usted lo hizo con Pavlov.

Anónimo dijo...

Jajajajajajajajaja
Te jodí!!!!
Yo sabía que no sabías, pero esperaba que me putearas en mi cara sin saber que era conmigo, en alguna reunión de cumpleaños en alguna casa de nuestros amigos en común...
Bueno, en todo caso, estuvo bonito.
Un beso, y no te concederé la razón. Casi casi pienso como raaul.
Lau

Anónimo dijo...

Que me delató?
Fue Maslow, verdad?
Bueno, ahí lo hablamos...

Pelele dijo...

Por cierto, me cago en maslow y en pavlov, a pesar de que los dos tengan nombres de detectives fracasados de cine negro.je je.

No fue necesariamente maslow lo que te delató, sino una serie de acontecimientos que andá vos a saber porqué, en un segundo asocié libremente mientras secaba un plato y lo colocaba pulcramente en la alacena sobre la pilita de platos que le correspondía... después... todo fue carcajada y puteaditas cariñosas..

Anónimo dijo...

Jajajajajaja
Esas puteaditas justo era frente a las que quería declararte mi identidad, con un sonrisa insidiosa por supuesto.

Selma dijo...

Que bello amor, que bello. Que bellamente triste.

Pelele dijo...

en todas selmita!!!

Anónimo dijo...

jajajajajaja Que bueno Lau!!!!!!
que tonto Eduardo

Anónimo dijo...

Jajajajaja
Linda Fabi!
Gracias por tu apoyo!

Pelele dijo...

Por qué no se compran los dos un cono de pistacho en la pops y se lo van a comer al parque España y se dejan de joder!! jajaja