viernes, 16 de mayo de 2008

La tortura


¿Ya habéis abofeteado a un muerto?
Louis Aragon


El ejercicio es muy sencillo: Sentar un muerto en una silla verde olivo. Preferiblemente en un sótano húmedo y oscuro con el fin de lograr la atmósfera propicia. Una vez dispuesta una luz tenue sobre el rostro lívido puede empezarse a abofetear al muerto. Al principio los intervalos entre bofetadas podrían estar distanciados por treinta o cuarenta segundos, en los que usted caminará alrededor de la silla rascándose la cabeza. Sin embargo, es probable que al poco tiempo de haber iniciado la sesión, tanto el sentido común, como el amor a las buenas costumbres y otros vicios, comiencen a disminuir su intensidad y usted empiece a sentir una impetuosa necesidad de acortar los intervalos hasta caer en un frenesí de golpes que simularán el zumbido del aleteo de los colibríes. Es razonable detenerse cuando comience a sentirse agotado, o bien, cuando el muerto por fin confiese que no es usted quien está sentado en esa silla. Lo que suceda primero.

2 comentarios:

C.A. Fallas dijo...

Tuanis, yo me volaría lo del aleteo del colibrí... me parece que podés encontrar una imagen un toque más "oscura"

C.A. Fallas dijo...

Say no more.