miércoles, 5 de agosto de 2009

Acuario VI (2004)


VI

La punta superior derecha de la servilleta fue la primera en ser alcanzada por los sudores expansivos de la cerveza derramada, la superficie de papel se contraía lentamente ante el avance del líquido colonizador con un crujir de moléculas que Luis imaginaba que escuchaba. El humo del Acuario no salía por las ventanas, Luis lo observaba ser rechazado por una película invisible de aire que lo iba concentrando alrededor de los bombillos mediocres vencidos por capas de polvo ancestrales. -El humo se solidifica poco a poco -pensaba- se cuela en los rincones, nos rodea las aletas, nos tapa las agallas. El humo y el polvo, he ahí el tótem que exhalás por tu boca pececito deslucido, ese incienso que se corta con los ácidos de tu transpiración y empieza a acorralarte, a retardar tus movimientos de animal acuático. Debés apresurarte a conjurarlo. –Llamó a la mesera- Tráigame otra cerveza y otro cáliz –dijo levantando el vaso- porque este está a punto de quebrarse – y lo dejó caer al piso. –La mesera se fue enfurruñada a buscar el cáliz, la cerveza, una escoba y una pala. Conocía a Luis desde hace mucho y sabía que iba a ser una noche larga.
Sacó un bolígrafo, tomó la servilleta saturada de alcohol y empezó a escribir sobre ella:

T ng sta to la rada en l ga g nta n c ncel s de umo nieb a
go te jano h erse
pes de scu
Que o lan
Ten l uz ciosa br leo u
abu nac on m é l m ria…

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